Si tuviera que elegir un disco para resumir 2013, sin dudarlo elegiría "Desert Skies" de Beachwood Sparks, grabado en 1997 por la formación original de este gran grupo de efímera existencia.
Pero dentro del panorama nacional también elegiría sin dudarlo "Un cadáver en el mar" de los madrileños Terrier, recién editado por el sello Sonido Muchacho.
En un año realmente fatídico para la Cultura a nivel nacional, totalmente devaluada y prácticamente proscrita a nivel institucional, con los artistas de siempre copando la atención de los medios y las listas de ventas, resulta realmente notorio que una banda como ésta, integrada por gente normal, con sus trabajos y sus preocupaciones, haya sido capaz de grabar un disco tan notable.
Pese a que con su anterior E.P. "Terrier" ya dejaron claro que lo suyo era el pop desenfadado, con influencias garageras, letras y estribillos pegadizos, ese concepto ha quedado ampliamente superado en este trabajo, letras consistentes, canciones cortas, concisas, pequeñas obras de arte, producción limpia y clara y sobre todo canciones que escucharás y tararearás una y otra vez.
Afortunadamente para la música española, no todo son grandes artistas, nos sigue quedando el placer de las cosas pequeñas.
En el enlace http://losterrier.bandcamp.com/ podéis escuchar el disco y comprarlo si os gusta, así como comprobar las fechas de sus próximos conciertos. Nosotros ya tenemos pedida la edición en vinilo blanco...
Recuperamos unas reflexiones publicadas en nuestro perfil de Facebook que pretendemos ir desarrollando en próximas entradas, todos vuestros comentarios son bienvenidos.
Uno
de los principales problemas con el que nos encontramos a la hora de
fechar y catalogar algunos de los monumentos más antiguos de Colmenar
del Arroyo, es la total ausencia de excavaciones arqueológicas y
estudios especializados. Así mismo nos encontramos con un vacío absoluto
en todas las fuentes históricas anteriores al Siglo XII.
Ante esto, sólo podemos recurrir al campo de las suposiciones a partir de hechos comprobados como ciertos.
Tenemos constancia de que en el cercano Robledo de Chavela existió un
notable asentamiento en época romana llamado Roburetum, unido a través
de una calzada con el municipio de Zarzalejo. Sin duda se explotarían
los recursos naturales existentes en la zona, con abundancia de bosques,
pastos para el ganado, buenas tierras de cultivo y recursos mineros.
También nos consta la existencia de poblamientos romanos en la zona de
Pelayos de la Presa, donde posteriormente florecería un importante
núcleo de centros monásticos y eremitorios durante todo el periodo
visigodo y del que tenemos constancia de su supervivencia al menos hasta
los dos siglos posteriores a la invasión musulmana del año 711, cuando
el territorio fue arrasado por Abderramán III. Hay constancia también de la presencia romana en Aldea del Fresno, Fresnedillas de la Oliva así como en Zarzalejo.
La evidente existencia de pastos y recursos naturales, la abundancia de
recursos minerológicos y por supuesto el curso del Arroyo, unido a la
constatada presencia romana en todos los puntos que acabamos de
comentar, nos permiten presuponer no la existencia de un núcleo de
población en fechas tan remotas, pero sí sin duda el emplazamiento de al
menos una gran villa en las inmediaciones de Colmenar del Arroyo,
dedicada a la explotación y gestión de tan abundantes recursos.
Recordemos que las villas fueron una forma de explotación eminentemente
agraria, muy abundantes sobre todo a partir del Siglo II d.c. cuando la
crisis económica que asoló al Imperio elevó significativamente la
demanda de productos agrícolas por parte de Roma, lo que propició el
éxodo de las élites adineradas desde las ciudades hacia el campo, donde
podían obtener grandes beneficios explotando numerosos recursos
naturales con grandes cantidades de mano de obra esclava. Una típica
villa romana constaba de la villae o residencia del propietario,
generalmente decorada y amueblada con gran lujo, las dependencias donde
residían los esclavos y capataces, así como todo tipo de edificios
auxiliares, graneros, establos, almacenes, molinos, etc. La mayoría de
estas explotaciones subsistieron durante el periodo visigodo,
reconvertidas en mayor o menor medida, y constituyendo la residencia y
forma de vida de gran parte de las élites dominantes. Igualmente con la
llegada de los musulmanes, muchas de estas explotaciones continuaron en
funcionamiento, al menos hasta que la represión de la gran rebelión
protagonizada por los bereberes contra el Emirato en 741, arruinó y
despobló gran parte de las tierras de labor de la Meseta. Las campañas
protagonizadas a finales del Siglo IX y principios del X por Alfonso III
y su hijo Ordoño II en la zona sur de la Sierra de Guadarrama llevaron
sin duda al abandono de la mayoría de estas villas, si bien la presencia
musulmana en la zona de Navalagamella, continuó hasta las campañas
preliminares que realizó el monarca castellano Alfonso VI para la
conquista del Reino Taifa de Toledo, en el último cuarto del Siglo XI,
existiendo un destacamento militar dedicado a salvaguardar el llamado
Puente del Pasadero, el cual garantizaba el vado del Río Perales,
importante hito en la calzada militar que comunicaba la base de
Talamanca del Jarama con la zona del Valle del Tietar.
Indudablemente Colmenar del Arroyo, no debió permanecer ajeno a todos
estos acontecimientos, tanto por su estratégica situación cercana a
todos estos antiguos centros de población como por su abundancia en
recursos naturales.
En la posterior oleada repobladora que siguió a
la conquista cristiana de los territorios pertenecientes al Reino Taifa
de Toledo en el Siglo XI, estos territorios fueron ocupados por
pastores segovianos que probablemente ya conocían la abundancia natural
de la zona, así como la existencia de infraestructuras básicas propicias
para establecer un núcleo de población reutilizando parte de dichos
elementos.
A partir de ahí empezamos a conocer el resto de la
historia de Colmenar del Arroyo, si bien la existencia de tantas lagunas
históricas nos licitan para especular:
- ¿Pudo existir en el Cerrillo
de San Gregorio una fortaleza anterior incluso a la conquista romana?
Sus defensas naturales en la parte que da al Arroyo así como la
existencia de un constatado núcleo urbano en el paraje de Navazás, que
bien pudo haber sido una fortificación de acceso a la acrópolis
prerromana existente en el Cerrillo, nos llevan a imaginar la existencia
de un poblado anterior a la época romana o bien el establecimiento de
una posición defensiva durante alguna de las abundantes guerras que
jalonaron la presencia romana en la Península.
- ¿De donde provienen
parte de los sillares actualmente visibles en los muros de los campos,
en los molinos de caz y en algunas de las viviendas más antiguas del
municipio? Sin duda para la construcción de tan toscos edificios no era
necesario utilizar sillares tan perfectamente tallados, además el uso
alterno de estos elementos nos hacen suponer que la mayoría provienen de
la reutilización de elementos anteriores.
- ¿Como es posible que un
pequeño municipio como Colmenar del Arroyo, tuviera durante gran parte
de la Edad Media un término municipal cuya jurisdicción llegaba
prácticamente hasta El Escorial, cuando a su alrededor había otros
municipios teóricamente más importantes?
Son solo ideas,
teorías, apuntes, sueños… Confiemos en que en un futuro no demasiado
lejano, algún estudio concluyente acredite o desmienta rotundamente
nuestras suposiciones.
Pero mientras tanto… soñemos….
Vamos a comenzar esta nueva etapa inaugurando este blog, en el que pretendemos contaros Desde Albus Albi, todo aquello que tengamos en mente y acontezca a nuestro alrededor.
Para los que no nos conozcáis todavía, somos Albus Albi Alojamientos Rurales en Colmenar del Arroyo, en la Comunidad de Madrid.
Colmenar del Arroyo es un bonito y tranquilo pueblo situado en la Sierra Oeste, cerca de Chapinería, Robledo de Chavela, Fresnedillas de la Oliva y Navalagamella, con una riqueza natural única. Pasear por nuestros campos al atardecer, o una mañana con el rocío todavía brillando en la hierba, es una experiencia única, un pequeño secreto que nos gustaría compartir con vosotros. Caminos que bordean antiguos muros de piedra cubiertos de musgo, antiguos abrevaderos de ganado al borde del sendero, enormes moles de granito emergiendo del paisaje, cursos de agua a veces exuberantes, a veces exiguos, pero de una belleza infinita, molinos de agua, puentes medievales, encinas centenarias, calles estrechas, paisajes hermosos, parajes tranquilos, rincones donde disfrutar de un libro al abrigo de un gran árbol, el pico de La Almenara en el horizonte, y en las noches claras, el cielo, el cielo sereno y plagado de estrellas, el cielo de mi infancia, que en Madrid permanece oculto.
Aunque no aparezca en ninguna guía turística al uso, merece la pena disfrutar las sensaciones y las vibraciones que aquí se perciben.